La UNESCO reconoce que la existencia de todo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad se sustenta y pervive en la Comunidad Portadora en la que nació y en la que se configuró de generación en generación a través de los siglos recreándolo, transmitiéndolo y difundiéndolo.
El Patrimonio Inmaterial pervive, por lo tanto, si existe un pueblo comprometido con su conocimiento, que lo cultiva, lucha por su fortaleza y se esfuerza para que continúe vivo en el futuro. La declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO supone un empuje y refuerza el carácter global del Silbo Gomero.
A mediados del siglo XX el modelo económico que sustentaba a la población campesina de la isla, la agricultura, la ganadería, el aprovechamiento del monte, etc; cambia radicalmente a una economía ligada al sector servicios y al turismo.
El Silbo no se libra de estos cambios y las funciones que antaño desarrollaba en laderas, barrancos y zonas de cultivos, cambia para adaptarse a las nuevas necesidades que el gomero requería.
La población gomera sabía que el Silbo tenía un valor propio que lo diferenciaba y lo identificaba más allá de los límites de su isla. Se negaba por lo tanto a que desapareciera pese a que las necesidades y su uso cotidiano cambiaban de escenario.
¿Qué hicieron para que el Silbo no desapareciera?
Apostaron por llevar el Silbo a las escuelas para que todas las niñas y niños de los municipios y caseríos de la isla, aprendieran este lenguaje silbado que sus abuelos habían mantenido. Y, por otro lado, aparecían colectivos y parejas de silbadores para demostrar las posibilidades del Silbo Gomero a visitantes, investigadores, turistas, eventos festivos en la isla y fuera de ella.
El potencial de las comunidades portadoras va más allá de lo local, y el Silbo Gomero se ha beneficiado de esto. El Silbo se ha mantenido durante varios siglos arraigado a la orografía gomera, pero la emigración y el trasiego poblacional a otras tierras ha hecho que el Silbo Gomero se manifieste no solo en las Islas Canarias sino a nivel mundial.
La isla de La Gomera desde época aborigen fue tierra de provecho para mano de obra en otras islas como Tenerife o Gran Canaria. E incluso compartir Señorío con la isla del Hierro pudo haber supuesto trasiego entre ambas islas. También la salida obligada por las diferentes crisis a países como Cuba o Venezuela, ha hecho que las comunidades portadoras de este patrimonio le den vida y amplíen las fronteras del Silbo Gomero a otros países.
Las comunidades portadoras de este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad se reparten no solo por los seis municipios de la isla sino por aquellos rincones del mundo en donde se encuentra un gomero. La identidad de la comunidad portadora de Silbo Gomero traspasa fronteras, haciendo del Silbo un patrimonio gomero, canario y del mundo.