La isla de La Gomera a lo largo de su historia ha vivido cambios importantes tanto en su sociedad, cultura, economía como en su política, afectando de forma directa a su gente, a como se perciben en comparación al mundo y a su forma de entender su isla. El Silbo Gomero también se ha visto afectado, adaptándose en algunas ocasiones al acontecer temporal o  suscribiéndose solo a su entorno natural cuando se producía un choque cultural.

¿Qué grandes desafíos se ha encontrado el Silbo Gomero en su trayectoria?

Durante una época, las clases privilegiadas consideraron el silbo como algo ajeno a una sociedad avanzada con la que ellos se sentían representados, relegándolo a un segundo plano y considerándolo como un medio de comunicación usado solo por gente inculta y del campo. Los grandes terratenientes y las clases altas de la sociedad gomera despreciaban el silbo, llegando incluso a prohibir a sus hijos que aprendieran el medio de comunicación que sus amigos de la misma edad conocían y utilizaban. De esta forma, cuando las familias humildes escalaban posiciones en la sociedad y mejoraban su nivel económico, imitaban a las clases pudientes alejando a sus hijos del uso y aprendizaje de esta costumbre más propia de magos.

Por otro lado, en las últimas décadas se ha producido un proceso de cambio socioeconómico con la entrada de nuestro país en la Unión Europea. La isla de La Gomera rodeada históricamente de una ambiente tradicional y aislada del acontecer del mundo, se ve avocada a una igualación entre las formas de vida de nuestra isla con el resto de Europa. Este aislamiento histórico entre la metrópoli y las islas obligó en varias ocasiones a que la población gomera emigrara en busca de un porvenir mejor.

El regreso de los emigrados en temporadas vacacionales, por un lado, y de forma definitiva por otro, ha hecho que la sociedad isleña se modernice con aires nuevos llegados desde el exterior y también ha ayudado a que se pongan en valor los elementos tradicionales que pasaban desapercibidos para los lugareños. La necesidad de ayudar a la isla a progresar a imitación de los países que acogieron a nuestros emigrados y el reconocimiento de una idiosincrasia propia que animó a dar continuidad a los modelos más tradicionales.

En la década de los 80 se produce un proceso de aculturación determinante para nuestra isla, una adaptación a la cultura global que comienza a llegar a las áreas rurales. Los gomeros que nunca habían salido de la isla, que nacieron, se criaron y pasaron su vida dentro de los límites insulares, comienzan a convivir con extranjeros llegados del norte de Europa y con emigrantes que retornaban de Venezuela y la isla de Tenerife principalmente. Se produce por lo tanto una ruptura generacional con una población muy envejecida por un lado y, por el otro, un cambio cultural.

Esta nueva población que llega a la isla trae consigo una visión de la isla mejorada, entienden que La Gomera posee bienes con identidad propia como el silbo. Que los barrancos de la isla estaban rodeados de valores singulares por los que debían preocuparse y trabajar para que no desaparecieran. Por lo tanto, se consigue inculcar en la población gomera una actitud nueva respecto a su forma de vida y a sus costumbres. Se logra impregnar el hecho de ser gomero con un valor sentimental en cuanto a su idiosincrasia, siendo una de las piezas más importantes el Silbo Gomero.

El silbo a lo largo de la historia

El silbo históricamente fue despreciado por un sector de la población que lo consideraba propio de una clase social baja. De la misma forma se produce un proceso de cambio socioeconómico, pasando de una isla incomunicada y rural a una isla globalizada y conectada con el mundo. Y finalmente la toma de conciencia de unos valores propios y únicos que animados por un sentimiento insular se potencian y se protegen. De esta manera, el Silbo Gomero ha sabido adaptarse a los cambios y desprecios históricos, para llegar a la actualidad apoyado y reconocido como patrimonio cultural por toda la población canaria.

 

Fuente: Plasencia Martín, Moisés (2008), «El Silbo Gomero Identidad de una Isla»